Las tareas del duelo: en marcha

 

 

Las tareas del duelo

 

 

El duelo es un proceso, no es algo estático y para elaborarlo es necesario ponernos en marcha y elaborar 4 tareas que definió Worden y que dieron de cierta forma un vuelco al tema del duelo, ya que la persona dejó de ser un sujeto que sufre el duelo, por así decirlo al sujeto activo de lo que está viviendo.

Ver el duelo como un conjunto de tareas nos puede ayudar a estar enfocados y a ver una evolución según vayamos avanzando y completándolas.

Las tareas son 4:

1-Aceptar la realidad de la pérdida

Por mucho que nos hayamos hecho a la idea en algunos casos, toda muerte conlleva una cierta sensación de irrealidad, nos cuesta hacernos a la idea de que la persona haya muerto y no vaya a volver y también nos cuesta aceptar este hecho.

Esta tarea tiene que ver con este hecho, darse cuenta que la persona está muerta y no va a volver.

Tenemos que aceptar que esto es así.

Que evitemos aceptar esto no nos libra del dolor, pero no aceptar que la persona no va a volver a la larga nos producirá más dolor y angustia.

Esta tarea supone aceptar que la realidad es la que es, y  es que esa persona que tanto amábamos ya no está y no va a volver.

2- Elaborar las emociones y la realidad de la pérdida

Es necesario que podamos expresar nuestros sentimientos e identificarlos, a menudo no queremos experimentar el dolor y eso hace que le demos la espalda a lo que sentimos y no dejemos que nuestros sentimientos y emociones salgan.

Esta tarea conlleva justo lo contrario, abrazar el dolor, el pesar, sabiendo que es un paso necesario para estar mejor, que pasará, para realizar esta tarea, tenemos que permitirnos estar mal.

Sí has leído bien, tenemos que estar mal, sentirnos mal, no pasa nada,tienes derecho a estar triste, enfadado, apático…pero también tienes derecho y la obligación en cierto modo de reflexionar y tratar de ver que te están diciendo esas emociones.

En este periodo debemos permitirnos hablar del fallecido, recordarle, mirar sus fotos, acudir a lugares comunes, no bloquear ninguna de estas cosas, aunque duela.

3-Adaptarse a un mundo en el que el fallecido ya no está presente

Esta tarea implica muchos cambios, adaptarse a nuevas tareas o nuevos roles que anteriormente desempeñaba la persona fallecida, empezar a ver quien soy ahora sin esa persona, en definitiva una nueva manera de ver y vivir en el mundo.

Es reconstruirnos, volver a la vida después de un periodo en el que hemos estado como aletargados, mas bien viviendo hacia dentro de nosotros mismos.
Ahora se trata, aunque tímidamente de ver que tenemos ahí fuera y empezar a sentir los rayos del sol nuevamente calentando nuestro cuerpo y alimentando nuestra alma.

Es un camino hacia reconstruir nuestra identidad, fortalecidos por lo vivido y tal vez con nuevos valores y creencias sobre la vida y el mundo.

4-Recolocar emocionalmente al fallecido

Esto tiene que ver con la vuelta a la vida que comenzamos en la tarea anterior, encontrando ya nuestro lugar en el mundo, y también encontrando el sitio para la persona que ha fallecido, no se trata de olvidar, ( que es imposible, nunca vamos a olvidar) si no de vivir el presente, recuperando la ilusión por el futuro, teniendo nuevos proyectos y reelaborando el vínculo que teníamos con esa persona.

Como dicen el proceso en si del duelo trata de “dejar de mirar con los ojos para volver a mirar con el corazón”

Es decir recolocamos a la persona , sus experiencias, lo vivido, compartido en nuestro corazón, como un valioso tesoro, pero seguimos adelante.

Las tareas al igual que las llamadas fases, son también particulares para cada persona y pueden no darse en este orden exactamente, hay tantos duelos como personas, pero pueden servir de guía.

Y sobre todo tener claro que el duelo es un proceso activo, ¡asi que en marcha!

Si te sientes superado o bloqueado pide ayuda.

 

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