Hoy despido a una persona que estuvo en mi infancia muy presente, me enseño la ternura y la belleza de los animales, el frescor de las praderas, en su verde Galicia, no hacía nada especial, solo estar siempre disponible para mostrarme su mundo, para reírse con amor, de mí asombro de niña de ciudad ante los milagros cotidianos de la vida rural.
Después un dia volví y ya te habías ido a tu mundo, al de las miradas perdidas, seguías aquí, pero en cierto modo desconectada del mundo, nadie sabe muy bien porque.
Tu familia te cuidó con inmenso amor, con una dedicación y esmero increíble para los tiempos que vivimos, gran lección la de tu vida y la suya, tú postrada en una cama durante décadas, ausente y a la vez siempre presente en la vida de ellos.
Hoy emprendes tu nuevo viaje y sólo deseo paz y luz para ti y para los tuyos, que ese inmenso legado de amor trascienda y nunca los abandone.
Descansa en paz allí donde ahora te toca estar, más allá de las estrellas.
En mi corazón profunda gratitud Susa, por todo lo que nos dejas y lo que nos diste.
Y para tu familia consuelo y un abrazo fuerte de esos que se calan hasta el alma.
En mi forma de mirar seguiré conservando la forma en la que me enseñaste a descubrir la belleza de la cosas por cotidianas y normales que fueran para ti.