Algunas mujeres somos madres de nadie.
Un dia quisimos ser madres de alguien, pero no pudo ser, no se sabe bien porqué motivo deseamos que nuestro vientre alojara una vida y la permitiese crecer pero ese deseo no se concretó.
Algunas guardan ese secreto en lo más profundo de sus entrañas, y ese dolor sordo que solo entiende la que ha pasado por ello, clavado muy profundo.
Nadie sabe porque pero no seremos madres de alguien, no le veremos crecer, no le acompañaremos a su primer dia de cole, a los cumples de sus amiguitos, no nos quedaremos noches en vela esperando a que regrese a casa después de salir de fiesta.
No tendremos besitos de pingüino al despertarnos, ni haremos cosquillas a ningún bebe que no sea de otros.
Y durante todo el tiempo, el exterior nos preguntará por que no hemos tenido hijos, y la mayor parte de nosotras diremos que porque no hemos querido, aunque sea mentira.
Porque es más fácil tal vez creer esa mentira que desnudarnos ante el otro y mostrarles nuestro dolor, nuestro secreto, y muchas veces algo que nos avergüenza.
Porque no queremos ver esa mirada de pena reflejada en sus rostros, sabiendo que en el fondo no pueden entender algo que no han vivido.
Otras somos madres de nadie por voluntad propia, y nos enfrentamos a los comentarios y calificativos de que somos egoístas y a la incomprensión de la mayoría.
Porque hay tenerlo muy claro para poder vivir todo el dia oyendo que ser madre es algo que no te puedes perder, que no eres una verdadera mujer si no eres madre, que es lo más bonito del mundo….que te vas arrepentir y después ya será tarde….
Otras mujeres somos madres de alguien y también somos madres de alguien más que se quedó en el camino entre el cielo y la tierra o que se marchó demasiado pronto a las estrellas.
De nuevo el dolor sigue prendido en sus corazones, porque eso nunca se olvida.
Y yo os digo a todas vosotras, que todas somos madres, las de alguien, las de nadie, somos madres del mundo entero, porque cuidamos, amamos, nos entregamos, a nuestras parejas, a nuestras familias, a nuestros sobrinos, a nuestros trabajos, a nuestros amigos, a los proyectos que parimos con ilusión, porque el amor habita en todas nosotras y se expande y es infinito.
Y para que este amor se expanda y podamos seguir amando es necesario cicatrizar esas heridas y hacer las paces con nuestro pasado y lo que no pudo ser,con lo que sucedió, para poder desplegar las alas y rendirnos a lo que la vida nos ofrece que es amar como madres, hijas, esposas, o mujeres solitarias.
Porque ese el regalo que viene a ofrecer la mujer al mundo, el amor, la capacidad de amarlo todo, empezando por nosotras mismas, desde el lugar que sea y honrar lo que la vida nos ha traído.
Así que rindámonos al amor y a ser madres del mundo que es lo que la vida eligió para nosotras.
Es un artículo realmente precioso. Hablas de esa maravillosa manera que tenemos las mujeres de ser madres de alguien, de muchos o de nadie. Vinimos a cuidar y eso hacemos y tu lo has definido de una forma amorosa.Gracias.
Gracias por tus palabras Marta.
Yo así lo siento y así quería compartirlo al mundo.
Un saludo
Sandra