Cuando vuelve la tristeza

26 Feb

 

honrar la tristezaHace ya muchos años que te perdí, que elegiste otro lugar donde habitar, que me dejaste preguntándome porqué.

Hace muchos años que comencé a caminar ese camino que es el duelo, ese camino de dejar de ver con los ojos, para mirarte con el corazón.

Y he recorrido todas las etapas, he pasado por la sensación de que nada era real, por la de estar enfadada con el mundo entero, por caer en la tristeza más oscura y profunda y no querer estar más aquí.

Luego de pronto un día empecé a ver de nuevo la luz del sol, pero me costaba mucho estar alegre, no me parecía que tuviera derecho a volver a ser feliz.

Luego entendí, que la vida sigue, independientemente de lo que suceda, de que tú y yo estemos aquí, de que tengas a alguien a quien amar, de que estés solo, de que sientas que nadie te entiende.

Que el mundo y la vida no se paran por nada, ni por nadie, y eso también me hacía estar enfadada.

Nunca llegué a entender porque el mundo no se había detenido también.

Pero casi sin querer, de nuevo otra vez, empecé a ver los rayos del sol y a sentir cómo iluminaban mi cara, y empecé a sentir que mi corazón congelado comenzaba de nuevo a latir y sentí deshacerse la capa de hielo que lo envolvía.

Y muy poquito a poco volví a sentirme feliz, a permitirme estar alegre, a disfrutar de la vida.

A veces pienso cómo sería si estuvieras aquí, si te gustaría este sitio nuevo de vacaciones, o que me dirías cuando tengo un problema, y es extraño porque de alguna forma sé que me acompañas siempre, que ahora veo la vida con mis ojos y con los tuyos.

Y también hay días como hoy, en que de nuevo siento una opresión muy grande en mi pecho y te echo tanto de menos que no puedo casi respirar.

Y en días como hoy, me dejo caer, porque he aprendido que estos días también son importantes, que tengo que escucharme y dejarme sentir.

Y que tengo derecho a seguir estando triste de vez en cuando, o a emocionarme cuando veo fotos o te recuerdo.

Y no pasa nada, porque tú siempre vas a formar parte de mí y yo de ti y honro estos momentos de tristeza que me sirven para reconocerme vulnerable y a la vez sentir que estoy más viva que nunca.

Os invito a honrar vuestros momentos de tristeza y dejarlos salir, porque ellos también tienen un propósito y nos ayudan a seguir avanzando.

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