¿Donde se quedó la alegría de vivir?
Yo no sé en que bolsillo se quedó escondida nuestra alegría de vivir, cuándo se nos olvidó que vinimos para ser felices…..
Cuándo nos perdimos en el camino….
Comenzamos el viaje con esa sonrisa y esa curiosidad por descubrirlo todo y por comernos el mundo.
Esa alegría del alma expandida de cuando éramos niños, puros, inocentes y a la vez más sabios y completos que nunca.
Era ese el tiempo en que teníamos la certeza de que la magia existía, donde todo era posible, nada estaba mal ni bien, simplemente era, en presente perfecto.
Pero se nos fue olvidando, porque nos fueron recortando las alas, nos fueron contando que la vida es sufrimiento, esfuerzo, que cada paso cuesta, que hay que sacrificar lo que uno quiere, que hay que vender el alma para poder tener cosas, renunciar a nuestra esencia, a nuestra libertad, para poder ser feliz.
Y de pronto cuando consigues esas cosas, en realidad no eres más feliz, y cuando las pierdes te das cuenta de que aun eres más infeliz si cabe, ¿y entonces dónde está la felicidad?
Te das cuenta de que solo hay vacío y tristeza en ti y a tu alrededor y con suerte , si atiendes a las señales, emprendes otro viaje, el verdadero camino hacia la libertad, hacia tu verdadera naturaleza.
Con menos suerte te quedas atrapado en un contorno desdibujado de lo que se supone que eres, pero ya no te reconoces, porque ya solo hay dolor.
Y te vuelves aún más esclavo de las situaciones, de las circunstancias….de los otros, y les culpas a todos, por todo.
Pero el verdadero camino es hacia el interior, el camino de descubrir que en tu corazón hay tanta alegría y tanto amor guardado que si lo dejas salir todo es posible.
Pero hay que correr el riesgo de saltar al vacío, de confiar, de que no te importe no tener red, porque solo así descubres que las supuestas redes anteriores estaban tejidas de mentiras, de sueños rotos, porque no eran tus sueños, no eran sueños surgidos de tu interior, sino solo espejismos.
Y tal vez, te atrevas a mirar dentro y a conectar con ese niño interior que te lleva esperando toda la vida, ahí quieto, sonriendo tranquilo, porque sabe que cuando le descubras volverás a jugar en esos lugares llenos de magia.
De esa magia que es la vida si te permites caminar y atravesar los días de lluvia hasta ver el arco iris de nuevo.
Ojalá te permitas que la luz del nuevo amanecer te sorprenda bailando y disfrutando, con ese niño de ojos grandes y mirada curiosa que siempre estuvo dentro de ti, que es tu esencia, tu alma, tu verdadero yo.
Donde todo está bien y la alegría de vivir te envolverá para siempre, en presente perfecto, sin lucha, sin miedo, solo envuelto en el amor hacia ti mismo que te negaste por tanto tiempo.
¿Vuelves a casa?, ya es el tiempo, ¿no crees?